Los factores a tener en cuenta a la hora de determinar el riesgo de escorrentía en las explotaciones agrícolas son:
Masas de agua superficiales:
Distancia a la masa de agua : cuanto mayor sea la distancia menor será el riesgo de contaminación.
Velocidad del agua de escorrentía.
Patrones de flujo concentrado de agua.
Características del suelo
La textura del suelo influye en la capacidad de infiltración de agua y en la absorción/disipación de los productos fitosanitarios. La presencia de capas impermeables reduce la capacidad de infiltración del suelo y la aparición de fenómenos de escorrentía.
¿Cómo saber la capacidad de retención de agua del suelo?
Patrones meteorológicos y condiciones climáticas
Los patrones meteorológicos (frecuencia, intensidad y duración de las precipitaciones) deben tenerse en cuenta a la hora de determinar las medidas de mitigación.
Forma y longitud de las pendientes
Los terrenos con inclinación y grandes pendientes son más propensos a erosión/escorrentía y será necesario establecer medidas especiales.
Presencia de cubierta vegetal
Si el suelo presenta cubierta vegetal el riesgo de escorrentía/erosión será menor. En terrenos cultivables en los que no pueda establecerse una cubierta vegetal adicional (ejemplo viñedos) deberán tomarse otras medidas como cubrir el suelo con materia orgánica o paja para disminuir el riesgo de escorrentía.
Cómo realizar el diagnóstico
El diagnóstico en detalle de las condiciones sentará las bases para establecer las medidas correspondientes. El objetivo es conocer la dinámica del agua en la explotación y en la cuenca hidrográfica para determinar el nivel de riesgo de erosión/escorrentía.
Diagnóstico de la cuenca hidrográfica
Se recopilarán todos los datos disponibles (mapas topográficos, geológicos, edafológicos, información meteorológica, usos del suelo, actividad agrícola…). Cuanta mayor información se tenga menos datos tendrán que tomarse en campo.
Diagnóstico de la explotación
El diagnóstico en campo es necesario para verificar todos los datos que hemos recopilado o para obtener nuevos datos o para actualizarlos (el uso del suelo y las características edafológicas varían bastante en periodos cortos de tiempo). En la siguiente figura se indican los datos necesarios para determinar el nivel de riesgo de erosión/escorrentía.
La permeabilidad del suelo (capas superficiales y profundas), la topografía del terreno y la frecuencia e intensidad de las precipitaciones serán claves para determinar el tipo de escorrentía.
Una vez que hayamos identificado el tipo de escorrentía debemos determinar el riesgo de la misma.
Para ello se han desarrollado unos árboles de decisión y unos cuadros de mando para cada uno de los tipos de escorrentía para ayudar al proceso de diagnóstico en el terreno.
Para determinar el riesgo tendremos en cuenta indicadores tales como: signos de saturación (hidromorfismo), proximidad de las masas de agua superficiales, permeabilidad de suelo, pendiente del terreno, prácticas agronómicas, etc.
El riesgo se ha divido en 4 niveles: muy bajo (verde), bajo (gris), medio (naranja) y alto (rojo).